-¡Sí, ochenta días! -exclamó Andrés Stuart,
quien por inadvertencia cortó una carta mayor-. Pero eso sin tener en cuenta el
mal tiempo, los vientos contrarios, los naufragios, los descarrilamientos, etc.
- Contando con todo- respondió PhileasFogg
siguiendo su juego, porque ya no respetaba la discusion el whist.
-¡Pero si los indios o los indostanes
quitan las vías!- Exclamó Andrés Stuart ; ¡si detienen los trenes, saquean los
furgones y hacen tajadas a los viajeros!
- Contando con todo- respondió PhileasFogg,
que tendiendo su juego, añadió : Dos triunfos mayores.
Andrés Stuart, a quien tocaba dar, recogió
las cartas, diciendo:
-Teóricamente tenéis razón, señor Fogg;
pero en la práctica...
-En la práctica también, señor Stuart.
- Quisiera verlo.
-Sólo depende de vos. Partamos juntos.
-¡Libreme Dios! Pero bien, apostaría cuatro
mil libras a que semejante viaje, hecho con esas condiciones, es imposible.
-Muy posible, por el contrario- respondió
Fogg.
-Pues bien, hacedlo.
-¿La vuelta al mundo en ochenta días?
-Sí.
Julio Verne
La vuelta al mundo en ochenta día
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