domingo, 23 de octubre de 2016

Me tiré por vos

Pasan los años y hay un miedo silencioso entre los que tenemos más de 30, un secreto a voces que conocemos y no decimos. Tememos ocultamente que las nuevas generaciones no sepan quien fue Charly García. Y cuando decimos “quién fue” no nos referimos a una definición de Wikipedia sino a eso que vivimos varias décadas y que, ya sea por fascinación o por morbo, hoy extrañamos. Como extrañamos el Italpark,  los cospeles de los teléfonos públicos, rebobinar películas en la video.  Como extrañamos a Gustavo.

Ir a un concierto de García en los 80, y mucho más aún en los dorados noventas, era una aventura que algo tenía que ver con la música y mucho tenía que ver con ser fan. Y ser fan, en este país, siempre es un trabajo aparte. García siempre tuvo y tendrá un estilo inigualable, entonces sus shows eran incomparables. Tal vez por eso te la jugabas a ver que extremo te tocaba esa noche. Podía ser cancelación-deborde-corrida-policía-todos en la esquina o podía ser hora y media de zapada extra. Y eso incluía al flaco, a Juanse, a Fito, al negro García López , a María Gabriela y hasta a Pipo Cipolatti que subía en motocicleta al escenario. Años en que jugársela valía la pena.

Es así que somos dos, y casi tres, generaciones las que tenemos nuestras “Historias con Charly”. Historias de recitales, historias de fogón, historias de departamento de la calle Coronel Díaz, historias de aerosol, historias de remeras, historias de aprender a tocar un instrumento, historias de sobrevivientes. El, nosotros, todos sobrevivientes, cada quien de la tormenta que le tocó enfrentar.

Si Argentina fuese un gran océano García sería el tipo que le ganó a la muerte aferrado a ese pedazo de madera llamado piano. Décadas flotando, a la deriva o con rumbo, debajo de un cielo de todos los colores, hacia donde el agua lo lleve. Y el agua lo arrastró y lo trajo hasta acá de mil formas distintas. El agua y Charly, la tormenta y nosotros. Todos sobrevivimos. Y hoy salió el sol.

Si estas palabras me pudieran dar fe…

Esta canción durará por siempre…

Gozar, es tan parecido amor...

Porque me tratas tan bien, porque me tratas tan mal…

Si luchaste por un mundo mejor y te gustan esos raros peinados nuevos…

Y curé mis heridas y me encendí de amor sagrado…

¡Feliz cumpleaños maestro de toda la vida!

Gracias por nadar con nosotros hasta la orilla. Si tenes ganas de surfear unas olas más, te seguimos un tiempo. Sino Say No More y gracias por ser parte de este mar.  



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