¿Cuántas vidas entran en una vida de 21 años?
Sid Vicious hoy hubiese cumplido 57, pero eso solo hubiese sucedido de haber conservado su identidad natal registrada en Londres como Simon John Ritchie. En cambio ser Sid incluía necesariamente morirse a los 21. Pero lo que el mundo Punk nunca imaginó fue que la tragedia romántica más desgarradora de la historia de la cultura moderna iba a estar protagonizada por un hijo de la avant-garde.
Sid Vicious vivió como un border con trastornos de personalidad, tal como indicaba su diagnóstico psiquiátrico, y murió como un caballero británico de ficción de Shakespeare, pidiendo ser enterrado junto a su nena, una tal Nancy, stripper, groupie, marginal y tan desbordada y adicta como la madre que le enseñó a consumir las peores drogas de su generación.
En algún momento de su vida Johnny Rotten escribió sobre el desempeño del bajista de su banda que “no era tan malo para canciones de tres acordes”. Lo cierto es que el paso del tiempo borró definitivamente cualquier importancia que pudiese tener la capacidad musical de Vicious en Sex Pistols. Las remeras, el cine y esa fascinación que tenemos los humanos por la épica hicieron que el muchacho que vendía anfetaminas a los 14 se convirtiese en el héroe contracultural de más corta trayectoria y mayor impacto global.
La película que inmortalizó el romance fatal de Sid y Nancy llevaba como subtítulo la frase “El amor mata”. Los niños que jugaban en el imperio inglés de los 70 a adelantar el rock no estaban preparados para tanta pasión y con los enamorados murieron también los Pistols. Pero sus pocos meses de música, su vida sumergida en sustancias y la profundidad eterna en el dolor le alcanzaron a Sid para no morirse nunca más.
Este sábado 10 de Mayo en Siempre Es Hoy le tomamos por asalto el día de su nacimiento al príncipe desgarrado que conoció el infierno en el cuarto 100 del hotel Chelsea de la ciudad de Nueva York. El más romántico de los punkys y el más ingobernable de los sentimentales nos presta la fecha de su cumpleaños para repasar una vez por hora las 24 las bandas del género que comparten con él la inmortalidad. 1, 2, 3… Que comience el pogo y #QueSeaPunk
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