- Yo tengo muchos animales porque mi mamá es animalista, eso significa que llevamos animales a mi casa y los curamos y los traemos siempre acá para que los castren. Este es gato mi preferido, duerme conmigo, hace la tarea conmigo, se baña conmigo. Hace todo conmigo. ¿Vos tenes gato?
- No, no tengo.
- ¿Por qué?
- Porque tengo dos perros
- Pero tenes que tener un gato
- ¿Por qué?
- …
- …
- ¿Qué le pasó a la señora que está ahí?
- ¿La de la valija?
- Sí
- Se le murió su perro y lo trae acá para que lo cremen
- ¿Qué es cremen?
- A vos te falta mucho para eso
- Está llorando la señora
- Ajá
- ¿Y vos por qué lloras?
- Porque me hace mal el olor a quirófano
- Seguro era el perro preferido de la señora, no?
- Sí, seguro
En los últimos años se publicaron encuestas realizadas por organismos públicos, y también provenientes de empresas del sector privado que comercializan productos veterinarios. Los resultados señalan a Argentina como el país de la región con mayor porcentaje de mascotas por cantidad de habitantes. Lo números dicen cosas más o menos así: En nuestro país hay un animalito cada dos hogares, Buenos Aires es la capital del continente con mayor índice de adopción canina y felina, sube año tras año la tendencia a llevar a casa un “callejerito” y disminuye la costumbre de comprar en criaderos o pet shops, la proyección marca que las cifras van en ascenso y la curva continuaría en la misma dirección durante los próximos años.
Al parecer, los argentinos somos los más mascoteros de América Latina. Eso nos vuelve sensibles, cariñosos, amigables… pero no más comprometidos. Hay mucho trabajo pendiente en el área de esterilización y de prevención del abandono, ahí las estadísticas no nos favorecen. Educación y políticas públicas son las asignaturas pendientes para el futuro inmediato.
Pero ¿Qué pasó? ¿Cómo fue que el perro se mudó del portón de entrada al sillón frente al smart TV? ¿Qué sucedió entre el gato caza ratones de ayer y el actual rey del sommier King size?
Lo que pasó fue una vida de locos. Pasaron los cuatro bondis por día, la guita que cuando la cobramos ya ni sabemos para que la queríamos, los remedios que no curan, los laburos que no dignifican, las redes sociales que no conectan y el amor que cada vez es menos para toda la vida. Todo aquello que hacemos cada vez peor entre nosotros lo revertimos en acciones más o menos reparadoras con nuestros niños peludos que, al revés del mundo delirante de allá afuera, son el lugar seguro de acá adentro.
“Cuando todo salga mal abraza a tu perro o a tu gato” dice un cartel que circula y circula en Facebook. Y está bastante bien. Después de todo refiere a esos cuadrúpedos que son felices cuando nos ven, no importa si ese día nos despidieron del trabajo o si nos recibimos de ingenieros hidráulicos con honores. Son los mismos que gustan de dormir pegoteados con cuarenta grados de calor, incluso si se cortó la luz. Las únicas criaturas del Universo que reconocen los modelos de los motores de los autos con el oído. Los que saben cosas antes que sucedan. Los que solo saben del día de hoy.
La vida es eso que pasa entre “fiestas” y ronroneos, entre vacunas y pipetas, entre correas y chapitas que dicen “Si me pierdo llamar al…”. La vida es eso que espera en el sillón y en el sommier King size. Y hoy es viernes, así que la vida te espera en casa. No te lo pierdas.
- ¿Ya castraron a tu perro?
- Si
- ¿Y porqué seguís llorando?
- Porque los grandes lloramos por pavadas
- ¿Cuándo tengas un gato como le vas a poner?
- No voy a tener un gato
- Para mi si vas a tener un gato
- Bueno, entonces decime vos como le pongo
- Como un dibujo animado, jajajaja
- Lisa, por ejemplo…
- Sí, Lisa
- Bueno
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