domingo, 7 de febrero de 2016

Vuelven los Stones

Existen muchos tipos de romances: El amor de pareja, el idilio de un hincha con su equipo de fútbol, el noviazgo apasionado del músico con su instrumento, la pasión patriótica. Pero hay un tipo de romance único en su especie. Se trata de un caso muy difícil de explicar al resto del mundo que no lo vive en carne propia, y que cada puñado de años, resurge en un ardor que pareciera eterno.

Hoy, 7 de Febrero de 2016, se enciende una vez más el fuego que une a un pueblo que se encuentra muy al sur con una banda de rock de uniforme inglés y de alma negra…

   

Pero volvamos atrás en el tiempo…

Cuenta la leyenda que en 1995 The Rolling Stones, un grupo de música clásico que data del 60 llegaba por primera vez a Argentina, más de 30 años después de su explosión en el mundo. Contrariamente a lo que podía suponerse desde el sentido común, estas tres décadas y pico no apagaron la ansiedad por ver el fenómeno con los propios ojos sino que resignificaron la espera y la convirtieron en procesión.

   

Pero aquellos años de añoranza tuvieron un analgésico: En 1992 Keith Richards tocó junto a su banda X-Pensive Winos en la cancha de Vélez para 45 mil personas que cumplían un sueño menos que a medias. Keith dio un buen concierto en esa oportunidad, más impregnado por la esperanza del público de poder vivir la versión completa algún día que otra cosa. El guitarrista histórico de los Stones se fue convencido que regresar con sus compañeros de ruta a las tierras del vino delicioso y las mujeres espléndidas era una gran idea. Y la ocurrencia del bueno de Keith le cumplió la ilusión a miles y miles de “Pibes Stones” portadores de enterito de jean y flequillo, padres modelo 50´s y 60´s, mujeres de todas las edades enamoradas de Mick Jagger, jazzeros multi generacionales admiradores de Charlie Watts, violeros empedernidos emuladores del gran Ron Wood y familias rodantes que peregrinaron desde todas las direcciones hacia las 5 fechas fijadas en el Estadio de River Plate. Más de 300 mil personas, más de dos docenas de estribillos gritados, llorados y cantados con el corazón en la mano.




 En 1998, solo tres años después, los Stones, aún incrédulos por el gran descubrimiento de un reino con una cultura en su honor en pleno fin de siglo, decidieron regalar a sus amantes un obsequio tan inesperado como invaluable. En otro verano caluroso, la gira promocional del disco “Bridges to Babylon” llegó al sur junto al culpable de toda esta locura. En una prueba más del destino por demostrarnos que a caprichoso no le gana nadie, Bob Dylan era el telonero de la banda que inspiró su nombre en un tema de su autoría. Otra vez River, otra vez las caravanas, otra vez la familia reunida alrededor del estadio, otra vez las chicas en musculosa, otra vez los muchachos bailando como Mick en el video de “It´s only Rock and Roll but I like it”, otra vez la ceremonia increíble, inexplicable y enajenada de los devotos de los señores de la Corona Británica.

   

2006 fue el año elegido para el tercer encuentro. Se trataba de una visita muy cercana a la de otros artistas internacionales de gran convocatoria en el país como U2, lo cual por un momento hizo sospechar a la prensa que, esta vez, la ebullición de años anteriores brillaría por su ausencia. Pues no, el monumental del barrio de Núñez hirvió como siempre y todo el ritual se mantuvo intacto.

Durante diez años todos pudimos sospechar que esta historia ya formaba parte de un gran y hermoso recuerdo del noviazgo más multitudinario del mundo, el cual comenzaba a marchitarse. Pero eso fue hasta hoy, porque el delirio solamente cambió de locación para las tres fechas de este año y se muda a La Plata. Y ese es el único cambio, todo lo demás es intocable e inamovible, como el pasado, como el ADN, como los aromas de la infancia, como la lealtad de una mascota, como el recuerdo del primer amor, como nostalgia del barrio, como la pasión por la camiseta.

Hoy vuelve a sonar en el corazón de la provincia de Buenos Aires, capital de la República Argentina, ese tango llamado Rolling Stones.

 

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