jueves, 20 de julio de 2017

La buena idea del Doctor Ernesto Fabbraro... #DiaDelAmigo

Allá por la década del 60 de siglo pasado, en su querida Lomas de Zamora, el Doctor Ernesto Febbraro tuvo una idea. Pensó que toda esa gente que estaba mirando a  Neil Armstrong pisar la Luna por primera vez debía rendir homenaje a esos minutos en los cuales habían estado unidos por lazos invisibles en cualquier punto del planeta tierra en el que estuviesen. No existía Windows, ni tampoco Whatssap o Facebook, así que tomó lápiz y papel. Escribió mil cartas, muchas más que las que cualquiera haya escrito en su vida alguna vez. Días después comenzó a recibir respuestas y de las mil personas que recibieron sus palabras 700 sintieron ganas de responderle y lo hicieron.


Fue entonces que el Doctor Ernesto Febbraro tuvo un sueño. No le importó si la llegada del hombre a la Luna era verdad o era una puesta en escena con turbias intenciones por parte del imperio, el solo vió que la Luna era hermosa y que el milagro, por las razones que fuesen ya había sucedido: Todas las culturas, todos los idiomas, todos los colores de piel, todos los estilos de vida enlazados por unos pocos instantes quizás una sola vez en la vida.




La idea del Doctor Ernesto Febbraro fue bastante buena y su capacidad de confiar fue recompensada: El sueño se cumplió, el 20 de julio en Argentina, y muchos países más, se celebra el día del amigo.

Tanto confió en su corazonada el Doctor Ernesto Febbraro que no le importó que su idea esté fechada en la temporada más fría del año. Hizo bien porque la verdad es que a nosotros tampoco nos importa, prendemos el fuego para el asado aunque nieve, pegamos dos o tres fiestas seguidas aunque haya que esperar el colectivo bajo cero, somos tantos en el living del que puso la casa que terminamos en remera y si se nos hace el otro día al frío lo combatimos con una ronda de mate con todos los que estén.


Al parecer al Doctor Ernesto Febbraro menos le importó que su idea caiga casi a fin de mes. Y estuvo bien, porque a nosotros tampoco nos importa, si en el amigo invisible de la oficina somos tan creativos que no hace falta gastar un peso, si estamos tan acostumbrados a tener que caminar en grupo que las cuadras se nos pasan volando, si el collage con las fotos desde prescolar hasta ahora es gratis y si en el país de las vacas aprendimos a rendirle homenaje todos los fines de semana.






No hay comentarios:

Publicar un comentario