jueves, 10 de marzo de 2016

De la Paternal al mundo Roberto "Pappo" Napolitano

–En su funeral hubo una verdadera multitud. ¿A qué cree que se debe esa devoción? 
 –Sé que mucha gente lo amaba, yo soy uno de ellos. Y muchos lo van a extrañar también. Pero bueno, sin él estando ahí, Argentina no será lo mismo para mí. Les agradezco mucho por llamarme, estoy realmente agradecido de que se hayan acordado en este momento. 

 B.B. King entrevistado por Página 12 el 26 de febrero de 2005, tras enterarse de la muerte de Norberto Pappo Napolitano





En la década del 80, en el país de Sudamérica que más lejos está de los campos de algodón de Carolina del Sur, en ese lugar llamado Argentina donde todo es posible, sucedió un fenómeno extraño, hermoso de contar y difícil de desentrañar.  Los dos mejores amigos del blues, de las puntas opuestas del mundo, se encontraron, horma de queso mediante, y no se separaron nunca más en una comunión que duraría más allá de los límites de la vida terrenal. Todo sucedió cuando Norberto Pappo Napolitano, conocido también como “EL Carpo”, se presentó ante B.B. King, tal vez el músico del género más prestigioso y reconocido del planeta, con una ofrenda regional que sería tan efectiva como inolvidable. A partir de ese momento, el rey del blues y el recientemente bautizado “Mr. Cheeseman” serían inseparables artística y espiritualmente, unidos por una gratitud  y admiración recíproca, del argentino por la bendición del número 1 y del estadounidense por semejante sorpresa a esa altura de su carrera y luego de tanto mundo recorrido.






Pappo, el hombre de las mil anécdotas, fue tal vez el más argentino de de los fundadores de un estilo musical que de argentino tenía poco y nada.  En un momento de la historia en que todo estaba por delante, el rock en español era más un desafió que una certeza y, fruto de la osadía criolla, quienes se le animaron quedaron inmortalizados en las hojas de los libros de los próceres argentos.

Los Abuelos de la Nada, Los Gatos, La Pesada del Rock And Roll, Pappo´s Blues y Riff fueron solo el lado A de una carrera que incluyó escenarios compartidos en noches y trasnoches de clubes nocturnos con todo el elenco estable rockero local. Pero además Napolitano se dio el lujo de sumar a su prontuario a las grandes ligas bluseras del universo gracias a su Padrino de lujo.





Dotado de arte y de carisma, empapado en barrio hasta los huesos, dueño de un carácter intenso como su música y de un don con la guitarra destinado a atravesar cualquier frontera,  Pappo se hizo calle, se metió en el lenguaje cotidiano y dejó un tendal de huellas en un pueblo que no lo olvida.

De La Paternal a Nueva York, de Miguel Abuelo a Mick Taylor y James Cotton, de las rutas argentinas al podio de la eternidad… el gran maestro del blues tenía razón: Argentina no fue lo mismo sin el carpo.

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